Nada resulta más oculto que aquellos tiempos que no vivimos.

A través de este recorrido por las entrañas de los tesoros de Arousa, conoceremos de cerca el modus vivendi de antiguas civilizaciones que dejaron sus huellas en los mejores enclaves de nuestra tierra.

Cuentan los viejos que entre el Dolmen de Axeitos y la roca natural, conocida como a Pía do Frade, hay una almojaya de oro, una construcción mítica en la que las leyendas sitúan valiosos tesoros. Millares de personas se apilan al lado de las Torres do Oeste cada año para presenciar el desembarco de los vikingos. A bordo de una draka, y ataviados con cascos y cuernos, los nuevos vikingos simulan el ataque de los pueblos nórdicos hace más de un milenio.

Otros datos de interés...
- Centro Arqueológico del Barbanza: Abierto de jueves a domingo. Contacto: 981 843 810. (www.centroarqueoloxicodobarbanza.org).
- Molino de mareas de A Seca: Abierto de martes a domingo, de 10:00 la 14:00 horas y de 16:30 la 19:30 horas. Máis info en www.cambados.es.
- Museo Etnográfico y del Vino: Abierto de martes a domingo, de 10:00 la 14:00 horas y de 16:30 la 19:30 horas. Máis info en www.cambados.es.
- Parque Arqueológico de Campo Lameiro: Teléfono de información e reservas 981 69 60 66 ou a través de reservas@paar.es. Más info en www.paar.es

Día 1º

Partiendo de la villa de Ribeira, nuestra incursión por la arquitectura neolítica comienza visitando el dolmen de Axeitos, también conocido como la Pedra do Mouro. Caminando por un sendero entre árboles y silencio, encontramos esta sepultura comunal prehistórica.

Su aspecto es regio a pesar de estar datado entre el año 4.000 y el 3.600 a. C. y ser uno de los monumentos funerarios megalíticos más antiguos de Galicia. Cuentan los viejos que entre este dolmen y la roca natural conocida como el Pía do Frade hay una almojaya de oro, una construcción mítica en la que las leyendas localizan valiosos tesoros.

Dando un pequeño salto en la historia de nuestra evolución, dirigimos nuestros pasos hacia los castros de Neixón Grande e Pequeno, en el ayuntamiento de Boiro. Descendiendo hacia la ría, recorreremos una senda que va directamente a la península de Neixón, en uno de los paisajes más hermosos de Arousa. En la punta rocosa de esta península, defendidos por rocas y fuertes terraplenes, crecieron entre los siglos VIII y VII a. C. los castros de Neixón. Caminad sobre este pedazo de historia y emplead el tiempo necesario para apreciar la grandeza del enclave. Casi parece que aun podemos escuchar los gritos de nuestros antepasados avisando de las invasiones romana.Al lado de los castros, en un enclave rodeado de naturaleza, encontramos el Centro Arqueológico do Barbanza donde podremos descubrir mucha información sobre el patrimonio arqueológico de la comarca.  

Es el momento para conocer la villa de Rianxo. Haremos un pequeño desvío en nuestra ruta para acercarnos hasta allí y dar una vuelta por el paseo de la ribera y por su puerto, con vistas a la gran Serra do Barbanza. Aprovechad este alto en el camino para degustar unas deliciosas “xoubiñas” de Rianxo, o unos buenos mejillones de la ría de Arousa, mientras cogéis fuerzas para continuar vuestro viaje.

Siguiendo en el municipio de Rianxo, concretamente en la aldea de Araño, nuestra curiosidad por las escondidas joyas arquitectónicas se verá satisfecha con una construcción más reciente que las visitadas hasta ahora. Trata del hórreo do Araño, uno de los más grandes de Galicia, que forma parte de un bonito conjunto arquitectónico compuesto por la iglesia de Santa Baia y la capilla dedicada a la Nosa Señora dos Milagres. En esta ocasión, no podréis contar los pies del hórreo porque tiene la base cerrada por un muro. La alternativa es recorrer sus cerca de 37 metros de longitud e imaginar todo lo que en él se podía guardar en el siglo XVII, que fue cuando se construyó. Muchos apuntan que era una muestra del verdadero poder de la Iglesia de ese siglo, dado que aquí se almacenaba la cosecha de los habitantes que tenían que darle una parte al clero.

Continuando por la senda de nuestros antepasados, la siguiente parada será en los hórreo de Imo, en el ayuntamiento de Dodro. Las calabaceras de la pintoresca aldea de Imo están situadas en la parte más alta del núcleo. Este lugar era antiguamente una era comunal. Conforme os acerquéis, entre las casitas pequeñas separadas por estrechas calles, iréis viendo el conjunto de hórreos de piedra y paredes de madera.

Del otro lado del Ulla, nos aguarda el ayuntamiento de Catoira. De camino, encontraremos el conocido puente sobre el río con las Torres de Oeste, donde el primer domingo de agosto tiene lugar la Romaría Viquinga, que le da fama internacional a esta villa. Millares de personas se apilan cada año en este enclave para presenciar el desembarco. A bordo de una draka, y ataviados con cascos y cuernos, los nuevos vikingos simulan el ataque de los pueblos nórdicos hace más de un milenio.  

Pero Catoira es conocida también por sus molinos de viento de Abalo, únicos en Europa por su doble sistema de aspas. A los molinos llegaréis tras una pequeña caminata cuesta arriba entre pequeños arbustos. Desde la cumbre, sentiréis la misma brisa que mueve las aspas al tiempo que observáis una de las mejores panorámicas de la ría. Sentaros al lado de los gruesos muros de piedra, que estarán dispuestos a compartir con vosotros el calor acumulado durante el día, y contemplad el ocaso como broche final de esta primera jornada.

Día 2º

Nuestro viaje continúa hasta el ayuntamiento de Cambados, donde se celebra la festa vinícola más antigua de Galicia. La fiesta del vino comenzó en el año 1953 con la reunión de varios amigos para escoger cual de sus albariños era el mejor. Antes de descubrir los misterios del dios Baco, visitaremos el Museo do Muíño de Mareas da Seca en plena ría de Arousa, entre las puntas de Tragove y Fefiñáns. El sistema de este molino es muy distinto al visto hasta ahora, dado que aprovechaba el movimiento de las mareas para la molienda.

Durante las tres horas que duraba la bajamar, se molían hasta 200 kilogramos de harina en dos tandas, de día y de noche. Cuentan que este molino fue construido en el siglo XVII por orden del señor del pazo de Fefiñáns, al que perteneció hasta el siglo XIX y al que venían a moler los cereales los labradores de una gran parte del Salnés. La actividad del molino comenzó en 1622 y no paró hasta los años 70 del siglo pasado, cuando el último molinero se jubiló. Tendréis la oportunidad de recorrer las instalaciones de este museo que aun conserva la maquinaria que posibilitaba la molienda. Después de visitar el museo, en el que aun conserva la maquinaria, podréis "caminar" sobre la ría. Mejor dicho, sobre la pasarela de 50 metros de la presa a que le llaman a Seca. Esto es porque en la bajamar la zona interior queda seca volviendo a llenarse con la pleamar.

Sin salir de Cambados, vamos ahora hacia la parte alta de la villa. Al lado del Mirador da Pastora, visitaremos la  iglesia de Santa Mariña de Dozo, o más bien lo que queda de este hermoso templo gótico de finales del siglo XV, mandado construir sobre una ermita románica. Se trata de un edificio de una única nave dividida por varios arcos transversales y con capillas laterales. En la actualidad, el recinto y su entorno es un hermosísimo camposanto donde se mantienen las arcadas del techo de esta iglesia, desnudos arbotantes que le dan a este lugar un halo de misterio y teatralidad.

Muy cerca de la iglesia de Santa Mariña, encontramos el Museo do Viño de Cambados compuesto por una antigua casa rectoral y un edificio de nueva construcción unidos por una pasarela. Internaros en el museo preparados para hacer un recorrido por la historia, por la geografía, por la cultura popular, así como por todos los aspectos vitivinícolas de la Denominación de Origen Rías Baixas. No olvidéis que el mejor homenaje que les podéis hacer a estas tierras es disfrutar con sus magníficos vinos, acompañados de alguna delicia de nuestra gastronomía, como una buena empanada, unas zamburiñas a la plancha o unos deliciosos pimientos de Padrón.

Después de una jornada cultural y etnográfica, nos zambullimos de lleno en la naturaleza en el ayuntamiento de Meis donde se encuentran los reconstruidos molinos do Serén. Situados en un contorno privilegiado, el mejor modo de conocerlos es completando la conocida Ruta da Auga. Acompañad el curso del río siguiendo los hermosos senderos acondicionados y atravesando los puentes de madera que os llevarán de uno a otro. Justo en medio de la ruta, coged aliento en el conjunto escultórico que reconstruye la Aldea labrega. A modo de resumen de todo el viaje, aparece ante vosotros una selección de los símbolos arquitectónicos gallegos: el hórreo, el lavadero, los molinos, el horno, el pozo, los cruceros e incluso una pequeña capilla. No os fatiguéis con la caminata, un poco más intensa debido a la pendiente; alcanzaréis la cumbre en la que disfrutaréis de unas vistas increíbles. Ya de vuelta, sentaros relajadamente en alguno de los bares habilitados a lo largo de la ruta en los que podréis degustar una deliciosa empanada de maíz.

En el vecino ayuntamiento de Barro, encontraréis otra joya imprescindible, las cascadas de Río Barosa. Queda mucho por ver así que centraremos nuestra incursión en los molinos y en su espectacular cascada. Ponemos nuestros pies de nuevo en marcha por la orilla del río, entre un frondoso paisaje fluvial sobre el cual escurre la luz del final del día. En esta ocasión es la cascada la encargada de darnos la bienvenida junto con los primero molinos. En el primer tramo impresiona a fuerza del agua y a medida que ascendáis, las vistas os darán ánimo para continuar. Sentaros en alguno de los bancos de madera, estratégicamente situados para recuperar aliento, mientras el sonido del agua murmurando a vuestras costas se mezcla con el aroma a tierra mojada.  

Tras la incursión en la naturaleza, cambiamos de escenario para visitar otro parque, pero esta vez menos frondoso, el  Parque Arqueológico de Campo Lameiro. Este conjunto al aire libre de artes rupestres recoge cerca de cien piedras y rocas con petroglifos de gran valor arqueológico e histórico. En estos montes de Campo Lameiro se sitúa una de las concentraciones más importantes en calidad y cantidad de grabados rupestres. El área arqueológica por la que podremos pasear y observar un conjunto excepcional de estaciones rupestres tiene un paisaje muy semejante a la de su contexto original y cuenta con una recreación de un pequeño poblado en el que se evocan aspectos de la vida cotidiana de nuestros antepasados de la Edad del Bronce. Para no perder detalle, visitad el Centro de Interpretación que cuenta con salas de proyecciones, exposiciones y biblioteca.

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