Una ruta de una semana por los espacios de referencia de las cinco denominaciones gallegas. Visitaremos pazos señoriales, joyas arquitectónicas, bodegas, parajes de montaña, villas marineras; desde las Rías Baixas hasta Santiago de Compostela, pasando por la Galicia interior.

Esta es una experiencia para vivir en una semana lo mejor de los vinos de las denominaciones de origen gallegas: Rías Baixas, O Ribeiro, Ribeira Sacra, Valdeorras y Monterrei.

Pasea entre viñedos a orillas del mar y del río, en laderas y valles, en montañas y cañones; acércate a pazos, monasterios, iglesias, castros y fortalezas. Saborea albariño, treixadura, mencía, godello, loureira, caíño blanco, brancellao y hasta más de 20 variedades de uvas autóctonas, combinadas en sabias proporciones en bodegas señoriales, rústicas o vanguardistas. Descansa y rodéate de atenciones en confortables edificios de valor histórico y artístico, en plena naturaleza o en la urbe.

Más información...
- Denominación de Origen Rías Baixas. www.doriasbaixas.com
- Denominación de Origen Ribeiro. www.ribeiro.es
- Denominación de Origen Ribeira Sacra. www.ribeirasacra.org
- Denominación de Origen Valdeorras. www.dovaldeorras.tv
- Denominación de Origen Monterrei. www.domonterrei.com

Día 1º

En Cambados, villa marinera y señorial

El valle de O Salnés, en el corazón de las Rías Baixas y bajo el amparo de la Denominación de Origen del mismo nombre, será nuestro punto de partida.

Su proximidad con la arteria vial de Galicia, la Autopista del Atlántico (AP-9), y su conexión con la Autovía de O Salnés (AG-41) lo dotan de excelente accesibilidad. Dentro del valle, la conocida como “capital del albariño” es la localidad de Cambados. Os recomendamos llegar por la mañana temprano a esta villa marinera y señorial, antiguo feudo de una poderosa hidalguía gallega.

Cambados ofrece alojamiento en pazos, casas señoriales o establecimientos rurales u hoteleros. Pero su estandarte es el Parador del Pazo de Bazán, mansión solariega del siglo XVII, que en su día alojó al mismísimo De Gaulle. Su ubicación en pleno centro facilita nuestra llegada en pocos minutos a la imponente plaza de Fefiñáns, declarada Bien de Interés Cultural, junto con el conjunto artístico del siglo XVI que se alza alrededor.

Visita a la bodega del Pazo de Fefiñáns

Destaca el impresionante Pazo de Fefiñáns, cuya bodega nos disponemos a visitar. Nuestro recorrido no sólo será un encuentro de tecnología abrazada a la tradición en la elaboración de estos albariños, sino también una lección de historia, heráldica y arte mientras recorremos los salones, pasillos y estancias del pazo. Nos sentiremos seducidos por la exuberante naturaleza que encierran sus muros, caminando entre sus viñedos en “emparrado” y por su magnífico jardín de especies autóctonas y bojes centenarios. Concluiremos la visita con la degustación de alguno de sus excelentes vinos.

El entorno de Fefiñáns se rodea de restaurantes donde acompañar los afamados mariscos de la ría de Arousa con el “príncipe dorado de los vinos”, como denominaba Cunqueiro al albariño.

Historia y mar

Por la tarde os aconsejamos seguir disfrutando de la bella arquitectura palaciega de Cambados por el aristocrático barrio de Fefiñáns. Atravesando las calles de su centro histórico alcanzaremos el barrio de San Tomé, el más marinero de la villa. Nos encontraremos con los restos de la Torre de San Sadurniño que, en pleamar, parece surgir de la ría.

Para completar la visita, os sugerimos subir hasta la parte más alta de la población y conocer el Museo Etnográfico e do Viño, situado al pie de las ruinas de la iglesia de Santa Mariña Dozo, y presenciar la puesta de sol desde el cercano mirador de A Pastora, que os proporcionará unas bonitas vistas del valle de O Salnés y de la Ría de Arousa.

Día 2º

De las bodegas de Vilanova de Arousa al marisco de O Grove y Baiona

Tras el desayuno y una pequeña caminata por el Paseo Marítimo de Cambados, ponemos rumbo a Tremoedo, en el vecino ayuntamiento de Vilanova de Arousa.

Desde Cambados encontramos un paisaje de laderas onduladas llenas de emparrados y bodegas. Cuando degustemos sus caldos en salas de cata, que son una alegoría arquitectónica al mundo del vino, entenderemos la importancia que aquí se concede a la cultura enológica. En sus mesas nos podrán ofrecer alguna exquisitez del mar como empanada de mejillones, zamburiñas a la plancha o minifilloas de marisco para acompañar los vinos de albariño.

Otra posibilidad es dirigirnos a la localidad de O Grove, conocida como la “capital del marisco”. Una buena elección para el almuerzo son las marisquerías apostadas frente a su puerto y a lo largo del Paseo Marítimo. Tras la comida, un recorrido por el puerto nos situará ante uno de los mayores bancos marisqueros del mundo, donde se cultivan mejillones, ostras y vieiras en las bateas, plataformas flotantes en la ría, que distinguiremos a simple vista.

El Paseo Marítimo de Baiona, un buen lugar para relajarse y comer

Por la tarde avanzamos hacia el sur. Podremos recorrer tranquilamente parte de la costa de las Rías Baixas, pasando por Sanxenxo, Pontevedra, Arcade, Redondela y Vigo hasta llegar a Baiona. O bien alcanzar rápidamente esta población por la Autopista del Atlántico y luego por la AG-57. Una vez allí, un recorrido por el Paseo Marítimo es ideal para contemplar la bahía y las blancas galerías acristaladas de la fachada marítima y entretenernos hasta la cena.

En el muelle hay una reproducción exacta de la carabela La Pinta, que hace más de 500 años trajo hasta esta localidad la primera noticia que supo Europa del descubrimiento de América. En cuanto al alojamiento, la oferta es muy variada pero el establecimiento más emblemático y que ya vemos desde el puerto es el Parador, a medio camino entre fortaleza y pazo señorial. Está dentro del recinto amurallado del siglo XIV que recorre la península de Monterreal y conserva las tres torres desde las que se vigilaba la fortaleza. Para la cena puede tentarnos una mariscada o una lubina en salsa de grelos procedente de su cocina o los menús de los restaurantes del Paseo Marítimo.

Día 3º

De Baiona a Tui

Cuando terminemos de desayunar podemos despedirnos de Baiona recorriendo un tramo del Paseo Monte Boi, una senda que rodea la fortaleza. Desde aquí divisamos las islas Estelas y Cíes, entre el mar y un monte de pinos, sauces, fresnos y robles.

Continuamos hacia el sur, dejando atrás el dominio más exclusivo del albariño, hacia tierras donde la nobleza de esta uva se enrique de los matices aportados por la loureiro y la tan delicada caíño blanco. Esta fórmula se practica en el valle de O Rosal, la parte más meridional de Galicia y fronteriza con Portugal.

Por una serie de carreteras provinciales alcanzamos Couselo. Aquí podremos visitar una bodega situada en un pazo de hace 200 años que ha sido restaurado. Y pasearemos por su viñedo, una antigua heredad de los monjes cistercienses, a quienes se atribuyen los inicios del cultivo de la vid en estas tierras ya en el siglo XII. Además de los vinos, algunas bodegas cuentan con salas de destilación, herederas de la tradición de os poteiros de O Rosal. Degustaremos su vino, aguardientes y licores, que se destilan y luego maceran en ellos deliciosos productos como los mirabeles.

A Guarda, capital de la langosta

Por cercanía os proponemos comer en la localidad de A Guarda, “capital de la langosta”. Disfrutaréis de la actividad animada de su puerto. En su entorno podréis degustar exquisitos mariscos y pescados; de postre, la típica rosca de yema.

Después de la comida, os sugerimos primero un pequeño paseo por el dique dos mariñeiros y luego subir al Monte de Santa Tegra y conocer uno de los poblados castreño-romanos mejor conservados de Galicia. Podéis dejar el automóvil en la zona de recepción al visitante y luego hacer a pie una ruta de menos de una hora de duración que recorre todos los yacimientos arqueológicos excavados. Buscad la espléndida colección de esvásticas halladas en estas excavaciones dentro del museo. Desde la cima obtendréis panorámicas espectaculares de A Guarda, la desembocadura del Miño en el Atlántico y las colinas suaves y onduladas de viñedos, casas y huertas del valle de O Rosal y del vecino Portugal. Y si antes de marcharos os apetece una merienda, hay servicio de cafetería y restauración.

En Tui, la lamprea y la angula, platos estrella

Luego os proponemos remontar el Miño por carretera para llegar a Tui, que fue una de las capitales de Galicia hasta 1833. Para dormir encontraréis hoteles, pensiones y casas rurales. Pero su buque insignia es el Parador, a un kilómetro del centro, frente al Puente Internacional diseñado por Eiffel, que nos comunica con Portugal. A la hora de la cena la “lamprea a la tudense”, su plato estrella, será una tentación. En temporada la encontraremos, así como las angulas, en restaurantes de la zona porque se pescan en el estuario del Miño.

 

Día 4º

De Tui a la Ribeira Sacra

Os aconsejamos empezar la mañana con un buen desayuno para ascender temprano al promontorio donde se asienta la villa de Tui.

Sentiremos haber viajado al medievo mientras subimos por las calles de A Canicoba, Entrefornos, Rúa do Corpo Santo o el túnel de Encerradas, un pasadizo abovedado bajo el convento de las Clarisas, que comunica la parte alta con la zona entre murallas. Las monjas elaboran los afamados “pececitos”, unos deliciosos dulces de almendra típicos de esta localidad.

Llegamos a la gran catedral fortificada, la única de la provincia de Pontevedra, de estilo románico y gótico. Su puerta occidental merece la fama de ser una de las más bellas del gótico español. En sus capiteles historiados vemos aves y felinos de gran realismo. También a la virgen tendida en una cama, que representa la Natividad. Pronto vincularéis las imágenes con conocidos capítulos bíblicos.

En este entorno domina la cuenca del Miño. Se exhibe en toda su frondosidad, con sus bosques de ribera y sus fértiles valles, llenos de huertas y de grandes viñedos. Veremos mutar este paisaje una vez que tomemos la A-55 y después la Autovía de las Rías Baixas (A-52) hacia los dominios de la Denominación de Origen O Ribeiro, en Ourense. El camino se torna más accidentado a medida que avanzamos por los Montes da Paradanta, tapizados de matorral salpicado de formaciones rocosas.

En San Clodio visitaremos una bodega y el monasterio

Sobre el mediodía alcanzamos San Clodio, una de las parroquias de Leiro, a medio camino entre O Carballiño y Ribadavia. El valle del río Avia se caracteriza por la docilidad de su paisaje, que ha dado lugar históricamente a importantes plantaciones de viñedos en sus faldas. Podremos visitar una plantación de la uva autóctona treixadura al lado de un gran casal rural, convertido en alojamiento con encanto. Su galería ofrece una posición privilegiada para ver ascender el viñedo por una ladera orientada al mediodía. Después caminaremos sobre su tierra arenosa. En la bodega Viña Meín, levantada a los pies del casal y adosada a un gran bolo granítico, repasaremos el proceso de producción de estos vinos. Si nos apetece, podemos concluir la visita en el comedor degustando empanada y quesos con que acompañar a este blanco de treixadura, al que también se le añade godello, albariño, torrontés o albilla, en diversas proporciones según los años.

Apenas a un kilómetro de distancia se encuentra el monasterio de San Clodio, hoy hotel-monumento pero abierto a las visitas. Podremos aprovechar la sobremesa y visitar este lugar donde los monjes del Císter en el siglo XII empezaron a plantar los primeros viñedos.

La belleza paisajística de la Ribeira Sacra, bañada por el río Sil

Por la tarde ponemos rumbo a uno de los paisajes más fascinantes de la Galicia interior, compartido por las provincias de Lugo y Ourense, la Ribeira Sacra. Su nombre se extiende a la denominación de origen que ampara los vinos aquí producidos. Veremos los viñedos colgados de abruptos cañones en las laderas que reciben más luz solar, mientras que en las de la ombría es el bosque autóctono el que se adueña del terreno. Las altas temperaturas que permiten esta espectacular orografía favorecen la aparición de especies propias del bosque mediterráneo como los alcornoques y los madroños.

En este territorio agreste se abre paso el caudaloso río Sil, que parece arrodillarse ante las iglesias y monasterios que lo bendicen desde lo alto. Lugar de refugio para eremitas desde el siglo IV, la Ribeira Sacra se convirtió en la cuna del monacato gallego. Hoy quedan sobresalientes ejemplos como el monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil, Monumento Histórico Artístico desde 1923 y hoy Parador, donde incluso podremos relajarnos en su spa. Llegaremos por la A-52, que pasa por Ourense, y luego por la N-120 dirección Monforte de Lemos. En el km 550 (en Penalba) cogemos el desvío a Luíntra y continuamos hasta Santo Estevo de Ribas de Sil.

Día 5º

Una aventura en catamarán por el río Sil y visita a una bodega

La belleza de la Ribeira Sacra, con sus viñedos en pendiente, merece ser vista desde todas las perspectivas. Por la mañana nos trasladaremos a la ribera lucense del Sil y la observaremos desde las profundidades del cañón, durante un viaje en catamarán, que parte y regresa al embarcadero de Doade, en el ayuntamiento de Sober.

Durante hora y media quedaremos absortos viendo cómo los viñedos dispuestos en terrazas o “socalcos” parecen escalar por los desfiladeros. Al volver a Doade podremos degustar una comida tradicional con productos autóctonos y de temporada, como las setas y castañas, que constituyen una excelente guarnición para las carnes de la zona, acompañadas por los mencías de la Denominación de Origen Ribeira Sacra.

Por la tarde exploraremos el cañón a vista de pájaro. Antes deberemos ascender las montañas por serpenteantes pistas. Culminaremos el trayecto en una de las bodegas de la denominación. Conoceremos el proceso de producción del vino, orientado fundamentalmente a la variedad mencía, aunque también se usa brancellao, merenzao, sousón y caíño tinto. Para los blancos se emplean las variedades godello, albariño y treixadura. Los profesionales de la bodega nos contarán en qué consiste la “viticultura heroica”, un concepto que ya intuimos de camino, al ver cómo los bancales de viñedos parecen precipitarse en pendientes de vértigo. Tras la visita regresamos al hotel para cenar y descansar.

Día 6º

De A Rúa a Monterrei

Tras el desayuno iniciamos la visita a la comarca vecina de Valdeorras, en la parte nororiental de la provincia de Ourense, siguiendo la N-120. Nuestro destino es el ayuntamiento de A Rúa, donde se localiza la mayor parte de las bodegas de la Denominación de Origen Valdeorras. No perdemos de vista el río Sil, que a la altura de A Rúa alcanza los dos kilómetros de ancho en el embalse de San Martiño, lugar privilegiado para la flora y las aves, donde se han registrado más de una docena de familias de ánades distintas.

Desde aquí ponemos rumbo al monte de A Coroa para visitar una bodega ubicada en lo que fue un antiguo asentamiento romano. Su edificio se construyó sólo con materiales autóctonos como la piedra, la madera, el barro o la pizarra, sobre la que gira la economía de la comarca. Como en otras del lugar, la bodega hace madurar los vinos bajo tierra, en cuevas-bodega, a pocos metros de lo que fue una explotación aurífera trabajada por los romanos.

Productos elaborados de la matanza del cerdo como el botelo o la androlla son típicos de la zona

Al finalizar la visita os aconsejamos buscar un lugar de comida tradicional donde acompañar un botelo o una androlla, elaborados de la matanza del cerdo, con los godello o los mencía, las variedades más utilizadas por las bodegas de la denominación. Para digerir bien los platos os animamos a pasar la tarde recorriendo el complejo de O Aguillón, zona verde de paseo en el entorno del embalse de San Martiño. Fuera de la parte más urbana hay paseos de tierra que se adentran entre los árboles y pueden llegar a pequeñas ensenadas. Son miradores privilegiados de las aves que frecuentan este espacio natural.

Continuaremos hacia las laderas y los valles de la Denominación de Origen Monterrei, en la zona suroriental de Ourense, próximos a Portugal. El emblema de la comarca es la ciudad-fortaleza de Monterrei. A sus pies hay un Parador, con aires de pazo, una opción perfecta para pasar la noche al amparo de la fortaleza. Verín y los alrededores completan la oferta hotelera y de alojamientos rurales.

Día 7º

De Monterrei a Santiago de Compostela

Por la mañana haremos una visita obligada a la ciudadela de Monterrei, considerada por muchos autores como la mayor acrópolis de Galicia. Si nos hemos alojado en el Parador será un pequeño tramo en ascenso.

Al subir nos percatamos de la estructura de triple muralla y observamos las construcciones que aparecen a nuestro paso. Al llegar a la cima accedemos al patio de armas, alrededor del cual encontramos la Torre da Homenaxe, la Torre de las Damas, el palacio de los Condes y la iglesia de Santa María. Nos impresionarán las panorámicas del valle, bañado por el río Támega, y sus viñedos. Podemos bajar a comer a Verín, la capital comarcal. El pulpo á feira de sus bodegones es popularmente reconocido.

A primera hora de la tarde podremos visitar una de las bodegas de la Denominación de Origen en la parroquia vecina de Pazos. Pasearemos por el amplio viñedo asentado en llano al lado de la bodega, recibiendo explicaciones de la mano de sus profesionales. Concluimos la visita con la degustación de sus caldos: treixaduras y godellos en los blancos y mencía con tempranillo en los tintos.

Culminaremos el día en Santiago de Compostela, a donde llegaremos cómodamente por autopista. Procuraremos no retrasar mucho la salida para tener tiempo de instalarnos en el hotel elegido y cenar en la capital de Galicia. La oferta gastronómica y hotelera de la ciudad es muy amplia. El Hostal dos Reis Católicos aúna historia, arte, tradición y lujo. Será emocionante descansar junto a la fachada del Obradoiro de la Catedral de Santiago.

 

Día 8º

En Santiago de Compostela, de las cubiertas de la catedral a sus calles empedradas

Estamos en Santiago de Compostela. La visita a la catedral es ineludible. Pero a muchos les sorprenderá que se pueda empezar por el tejado.

Así es cómo lo vamos a hacer esta mañana, guiados por profesionales que nos conducen por las cubiertas del templo. Descubriremos la belleza armónica de sus diferentes estilos arquitectónicos, las impresionantes plazas que la rodean y su extraordinario entorno. Desde la altura contemplaremos a vista de pájaro buena parte de esta ciudad Patrimonio de la Humanidad.

Hasta la despedida, Santiago está repleto de sorpresas que nos cautivarán. La emblemática Rúa do Franco y las calles aledañas del casco histórico compostelano reúnen la rica variedad de la gastronomía gallega. En el entorno de la catedral reina la delicada artesanía del azabache y la plata. Convive en armonía con los locales y establecimientos comerciales más diversos, desde los tradicionales a los más vanguardistas. Y todo ello dominado por la piedra y por espacios verdes con singular encanto.

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